juanitorisuelorente -

sábado, 30 de julio de 2016

DÉCIMAS DE MI SANGRE - HOY

(Imagen de la red)





















HOY

(11)
Me hundo en la desesperanza
con todo el amor a flote,
le regalo así esta dote,
todo un canto a su añoranza.
A la mano que no alcanza
el corazón que le escribe,
no importa el no que recibe,
si está imposible la lucha,
lo que siente es lo que escucha,
junto al alma lo describe.

(12)
Me da frío este verano,
nunca estuvo el sol tan lejos,
no percibo sus reflejos,
me derrite ansiar su mano.
Lo recuerdo más humano
aunque siempre con tu ausencia,
éste es piel sin referencia,
sucesor en su guarida,
y la sombra merecida
ejecuta su sentencia.

(13)
Ni un mañana donde ir
al recuerdo de tus ojos,
y con qué pocos arrojos
cuando todo iba a morir.
Nunca supe conseguir
lo que a ti te reconforta,
esa irrealidad que importa:
una rosa muy temprana,
una nube muy lejana,
ver la lluvia que soporta.

(14)
Con el camino cerrado,
así se muere cualquiera,
ni la paciencia se esmera
si nada avanza a tu lado.
Con nuestro niño callado,
la inocencia todavía,
su continuidad es mía,
tú has tirado la toalla,
me escuchas, y tu alma calla,
ya nada es como sería.

(15)
Quiere desaparecer,
en la tierra tan inmerso,
no levanta el vuelo el verso
por los cielos sin hacer.
Cuando era hermoso romper
se detiene en sus errores
enterrando otros valores,
acechando a lo probable
el desierto miserable
con la muerte de las flores.

(16)
Nada es un lecho de rosas
ni abre cielos en la mano,
lo que sangra sigue en vano
siendo el alma de las cosas.
Atenazan como losas
el olvido de los besos,
no volver a sentir presos
esa furia de un abrazo,
todo roto de un zarpazo,
nada ya nos deja ilesos.

(17)
Llena la noche mi cielo,
desplegar sus hondas alas,
con su voz de verdes galas
y su brillo entre tu velo.
Voy de mares de tu pelo
a la sima de tu boca,
de tu cuerpo que trastoca
la más alta de mis dunas
a clavar en sus dos lunas
toda el ansia que desboca.

(18)
Aquí me quedaré solo,
cariño, cuando te vayas,
vagaré en mis atalayas
y aunque el dolor lo enarbolo
al caer la noche inmolo
la oquedad a tu esplendor,
y no caigo en el error
de tejer más la memoria,
aún grande es irrisoria,
soñarte es más tentador.

(19)
Mañana crece el ayer,
tú no estarás adelante,
para verte en un instante
es necesario volver.
Vas mañana a florecer,
yo me quedo en las esquinas
por las noches blanquecinas
que escriben tanto que anido,
mil poemas al oído
de la rosa y las espinas.

(20)
Voy camino a la ternura
por los cielos que respiras
con los ojos que me miras
y algún beso de locura.
Huyo de esta senda oscura
con mis pasos sin adonde
a tu cuerpo que responde,
que desnudo me acompaña,
ya tu ausencia no me daña
aunque el alma rota ronde.

(21)
Tengo la soledad llena
crepitando en lo desierto,
clavada en el universo
y abandonada en la arena.
Frente a espejos de la pena
con los marcos del pasado
respirando abandonado
de mi corazón de niño,
del amor hacia el cariño
y alejando más tu mano.

(22)
Oigo un grito en las cavernas
y de sus noches ahuyento
a un recuerdo de cemento,
surge el hambre entre las piernas.
Son estelas tan eternas
que vuelven a desnudarte,
ellas son el estandarte
que enarbola mi gemido,
en tu nunca sigo erguido
al sol de una sola parte.

(23)
Vuelo al alma de las olas,
al azul de su relente,
a perderme entre la gente
para estar contigo a solas.
Entre el mar de caracolas
y el mar verde en mi camino
nuestra voz cambia de sino
si va y viene su fragancia,
en el aire no hay distancia
cuando se ama otro destino.

(24)
Se desnuda el corazón,
así sale lo que quema,
el más hermoso poema
que atesora en la razón.
En pensarte está su don
en latir por tu latido,
en sangrar por lo prohibido
penetrando como dueño
por el cielo más pequeño
y volar por lo sentido.

(25)
Amanece en la hoja blanca,
sale el sol cuando te versa
si la línea fluye tersa
y en tu boca no embarranca.
Si en el quinto no se atranca
ya desciende hasta tu pecho,
se arrodilla ante su lecho
abrazando tu cintura,
lo demás solo se augura
si el poema ya está hecho.

(26)
Hoy todo te echa de menos
si el día pide mi mano,
si es savia con la que grano
y exige mis ojos plenos.
Es la luz y sus venenos,
darme y pedirme tu olvido,
suyo y ajeno al latido
que espera en un cuarto oscuro
a que salte pronto el muro
y abracemos su sonido.

(27)
En los ojos de la rosa,
por el verde de tu trino
vuelve el tallo a ser su trino,
en sus pétalos la losa.
¡Despertaba tan brillosa,
tan vestida de colores!,
su alegría eran mis flores,
siempre puerta hacia lo nuestro,
de las mañanas ancestro,
¿por qué paga mis errores?

(28)
Como caída del cielo
tu voz en la madrugada,
con tu varita de hada
en mi sol de caramelo.
El sueño de mi desvelo
atizando fiel la espera
con la esperanza de cera
a tu silencio de diosa,
y escribe otra noche briosa
tu luz verde en mi ceguera.

(29)
Final y principio en rojo,
el mar azul, el mar verde,
en la noche que ya muerde
a mañana con enojo.
Viajan los pies en remojo
a la raíz de la tierra,
al corazón que se aferra
y camina de la mano
de su espíritu gitano
a los aires de la sierra.

(30)
Siempre es difícil saber
sobre desiertos azules
por mucho amor que pulules
en la verdad del ayer.
Son los fantasmas de ser,
el temblor de no tenerte,
siempre pidiendo a la suerte
que un instante vagabundo
viva el beso más profundo
y un te quiero de la muerte.

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