Del brazo de tus ojos
me puedo morir, que lo
sepas.
En la flor de tu mirar dulce
aprieto el tallo desnudo
y que la sangre llore
es otra calle al alma.
Seguir en el acaso es el
brillo
que recorre el cielo que
lleva
a la lluvia. De lunas
es el mar que navegamos,
clavada en el corazón la
voz
de cada pupila.
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