juanitorisuelorente -

miércoles, 23 de abril de 2014

IDIOMA

(Imagen de la red)





















A la insistencia la sostiene

tanta lejanía. No se conocen

los cuerpos disueltos, nada se sabe

del corazón al oído, ni de labios

derramados, nada de galopar clavados,

de morirse el mismo instante.

Aprendemos de la distancia

lo que se mira, y por lo visto

de sus entonces. Sabemos

de las cumbres de ser nada,

del cobijo que no nos finge lo conquistado:

la palabra que alimenta la ilusión,

el idioma que nos acentúa la evidencia.

Por lo nuevo descubrimos el origen,

que no es otro que el amor

encarcelado. Así no renace

sino revive, bajo aparente decir

futuro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario