Aquietan mis fríos de ciego
los calores de tu rostro. Así
están por futuros íntimos
los presentes desangelados.
Así aún el miedo es tranquilo,
al seguir por olvidos, de no saberse.
Conversando se acerca a mirar
el hecho al adiós atado,
si desde que se fue ninguno se va.
Abre agujeros la vida en el acaso,
y planta su otra cara. Y entre
ojos y ojos tira piedras a mi idea
del mar. Brilla lo que se mira
y nada es inocente. Me digo azar,
pero pronto añado ay infeliz.
"Brilla lo que se mira y nada es inocente". Me quedo con esa frase. ¿Quizá un azar buscado y por tanto ya no azar?
ResponderEliminarNo existe el azar, la casualidad. Tal vez la vida nos muestre para todo varios caminos, pero siempre al mismo destino, en mi opinión. Gracias Marcos
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