Ya sé que las primicias nacen
cuando se asienta la mudez.
La inspiración respira ciega.
Para ver del saber
solo hay que mover piedras
del río de voces, y pararse a escuchar.
La paciencia, en una cuerda
llena de nudos. Sin reloj
se obstina en el tiempo de su noche,
en abordar el sinsentido de las distancias.
La vida por pasos que no tienen luz,
por los sentimientos, las sensaciones,
sin porvenir.
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