juanitorisuelorente -

miércoles, 10 de julio de 2019

EL AUTOSUFICIENTE

(Imagen de la red)




















Prepotente y licenciado
de los sueños que trashuma
vuelve el apañao, docto,
a regir nuestra cultura.
Tiene un universo propio
el arte que le resuda
sin salir de la afición
a la simple escaramuza,
con tan buena voluntad
como nula singladura.
Tiene el apañao, culto,
la licencia de la puya,
el control de su presencia
en los actos que redundan
en sentir lo colectivo
como verdadera lucha,
para que no usen su imagen
de pilar o catapulta.
En Bailén, a los tejares
ayudó a irse a la tumba,
ahora ha vuelto, refinado,
a instalarse a vuela pluma
en las cumbres de lo fatuo,
dando igual la coyuntura.
¡Apañao puñetero
que en lo implacable pulula,
que poco hace y nada apoya
a un destello de otra luna!
Muros, piedras, o silencios,
buscan que todo se aburra,
que el sol luzca para sí
como rey de la “cachumba”.

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