juanitorisuelorente -

jueves, 8 de diciembre de 2016

ISLAS

(Imagen de la red)
















Como instantes a diario que se esfuman,
para eso van quedando nuestros versos,
resplandecientes pero, tan dispersos,
que no avanza su luz aunque presuman.

Ni siquiera el poema de una cita,
un café en la espiral de la distancia,
nueva luna en el seno de la infancia,
va más allá del fuego que lo habita.

Un diamante en el tiempo ya desnudo
-en desbandada azules de los ojos,
el hondo respirar de nuestras manos-,

es pronto un cielo en blanco y negro, mudo,
un acariciar trigo entre rastrojos,
que a los besos les crezcan los enanos.

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