Quisiera
serte útil o al menos
estar
guardado cerca y delante
del
desaliento que ahueca tus días
mediocres
–tus días mejores sólo
son
tuyos-.
Dar
ánimo a tu piel amarga,
a
tu deseo enrarecido, a tus verdades
que
han perdido el paso.
Ser
en tu boca mi boca sin tocarte.
Aliento
que te diga qué te sientes, qué
auxilio
necesito generarte, qué carne
liberar
o saciarte.
Quisiera
ser página en tu momento
preciso,
palabra a la que regreses, idea
tuya
y no prestada.
Quisiera
ser rama donde apoyes tus alas,
árbol
reconocible al que a menudo
vuelvas.
O
resto que flote en tu naufragio, isla
de
nadie, brazos que te acojan como
eres.
O
amante que sólo acaricies, o secreto
palpable,
o mundo en tu mundo
que
sólo ha de abrirse.
O
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