juanitorisuelorente -

viernes, 19 de agosto de 2011

NADA


Me detengo a mirarme. Freno mi andar jocoso y deshabitado. Estoy solo y puedo hacerlo sin testigos y sin nada apremiante. Pero no me gusta y no porque no necesite pulido o enmienda si no porque verme no me gusta. Lo sé y simplemente no deseo explicarlo. Voy hacia donde voy, hago lo que hago, quiero lo que quiero, ahora escribo sin más, sin un tema ni motivo que me obligue a pensar. Me miro y escribo y no me apetece contar nada. Sólo escribo a la luz de este domingo joven mientras la familia duerme. Mi mente dicta a mi mano que se mueve jubilosa. Es tan culpable como ella. Podría estar sujetando un libro o espantando esta mosca cansina, por poner algún ejemplo,  en lugar de servir de negro a esta paparruchada. Pero escribe y escribe  todo lo que oye de esta mente que vocea imperiosa. Parece tener las palabras encerradas en una celda en mi hora más creativa, quizá algún coletazo del último sueño la haya dejado alelada, gilipollas decimos en mi tierra. Mi tierra, tierra que hoy domingo frena su movimiento y de paso su eclosión polvorienta. Pero de ella no voy a hablar, sólo de mí, algo de mí si viene a cuento. La obra de un escritor a ratos es tan fugaz  que este lapsus lo corrobora. Demasiado tiempo pensando en otras cosas. Demasiado tiempo viviendo mi propia historia, escribiendo mi propia historia sin bolígrafo ni papel, amenazada con el olvido más absurdo. Y parece ser una buena historia. Y yo intentando pensar en la de otros. Así estoy, rodeado de edificios, de gente y cruzando un desierto. No me miento, pues solo intento disfrazar la mía. Perla a perla, gota a gota.  Porque la mía, así como tal,  no debo contarla. Daría demasiados datos a quién los espera ávido para crucificarme. Mejor sesgada y por boca de otros y así no lograrán unir las piezas y mucho menos en esto que intento hacer porque no es nada. Me desnudo, bajo la máscara y ni aún así lograrán verme. Me río pero no de ustedes, claro, río de mí, de lo absurdo que me ofrezco, porque ofrezco algo que no se entiende aunque yo sí sé lo que digo. Nunca nada fue tanto, que dijo un poeta que ahora no recuerdo ni viene a cuento, quizá y mejor: tanto esto para nada, que dijo otro que sí recuerdo y tampoco viene al caso. Sin embargo, siento impulsos, tal vez producto de otros momentos abiertos al éxtasis de alguna frase de algún contexto hasta ahora también abocado a nada, al ser este el mismo lugar, la mecedora en mi terraza hundida entre paredes como el fondo de un abismo, donde veo de nuevo amanecer, pero no, porque esto no es un prologo ni un amago. ¿Qué, entonces?. Poco o nada influye en mi ánimo.  Ni el sol que enrojece mi trozo de cielo, el débil viento que alegra mi cara y que parece huir hacia la noche que escapa, ni siquiera la prisa que hoy no tengo. ¿Por qué seguir?. Creo que los he subvalorado y siento que hablo para nadie, no esperaba menos. A mí me ocurre, a veces,  cuando leo algo ininteligible o chapucero que aguanto y aguanto porque imagino que nada debe ser casual y encierra algo, porque nadie hace las cosas por hacer,  y quizá a alguien también le ocurra y siga ahí regalándome su paciencia, perdóneme, en ese caso, de corazón y permítame ponerme en su lugar por si les descifro algún entresijo de este caos: Parece ser que este señor, o sea yo, escribe a ratos todo lo que debería callarse y que no importa demasiado que lo haga porque aún nada es nadie ni nada, que, como otras veces, ve amanecer en una terraza de un lugar de una ciudad sucia que no describe ni a nadie importan, que su familia, ¿quiénes, cuantos?, duerme. Me gusta. Es lo que andaba buscando. No tienen ni idea de que voz ni subterfugio nace lo que estoy deseando empezar a escribir. Esto da un gustazo que te cagas. Me pongo manos a la obra.


2 comentarios:

  1. Hasta aquí he leído y me gusta. En este escrito reflexivo destaco este párrafo:"Demasiado tiempo viviendo mi propia historia, escribiendo mi propia historia sin bolígrafo ni papel, amenazada con el olvido más absurdo. Y parece ser una buena historia. Y yo intentando pensar en la de otros".
    Lo destaco porque hace más de un año pensé lo mismo. Me dije que para qué buscar la historia de otros cuando mi vida era una proeza y serviría para una novela. Lo malo es que no consigo encauzarla, parece más bien un artículo o crónica de viaje, y hace meses que la tengo abandonada. Cualquier día me da la locura y prosigo. Te felicito por este escrito. Un abrazo

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  2. Esto lo escribí ¡auuuuu!, no sé, hace siete u ocho años, cuando no sabía qué escribir no cómo. Cuando movía y movía la mano tonta e inocente -a algo habrá que echarle la culpa de esto-.
    Me alegra que te guste.

    Un abrazo, amigo Juan

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