juanitorisuelorente -

viernes, 22 de diciembre de 2017

ELEGÍA A LA SANGRE

(Imagen de la red)

















Pueblan el mar las voces que se pierden,

quedan del corazón a la deriva

si al alma de la sangre solo muerden.



Y no guardan rencor ni sed cautiva

si ser huella es apenas irrisoria

porque el daño es mayor cuando se aviva.



Sin embargo son carne de memoria

como absurdo sentir por uno mismo

que asola sin pudor años de gloria.



Di, ¿qué ha quedado en pie tras el abismo?,

¿acaso se merece esta condena

esta muestra falaz de tu egoísmo?



Triste alumbra la sed que lo cercena

si así sació los ojos del instante

y al fin no mereció nada la pena.



¿Sabes?, ser lleva el rostro por delante,

que no es nadie adalid de lo perfecto

y asumir un error es lo importante,



que en la vida ni Dios camina recto,

los sueños son encuentros con las hadas

y a todos falla el rol de lo intelecto.



Ahora están a muerte condenadas

las vidas que a tu culpa corresponden

y algunas ya te afilan sus espadas.



A veces soy del sol donde se esconden

nuestras viejas miradas al futuro

que ni niños de nuevo nos responden.



Y a pesar del desastre te aseguro

que quisiera borrar ríos de años,

sentir el interior como antes, puro.



Y soñar que renazcan los redaños

e igualen nuestra sangre solo un poco,

no vuelvan por destinos tan extraños.



Pero sueños al fin son los que evoco

que el viento no es puntal de tu relente

si nunca resoplar te volvió loco.



Son extraños los hilos a tu mente,

tu silencio se vuelve arrabalero

si viste como un mártir indigente.



Por eso aunque apagar es lo que quiero

tú aún sigues al ascua de la ruina

para salir con arte a lo torero


como un testigo fiel a su doctrina.

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