juanitorisuelorente -

sábado, 12 de noviembre de 2016

TODO, Y NADA

(Imagen de la red)

















Tienen los días más grandes
el hedor de la sombra,
su rincón de veneno.
Se agria la palabra que tiene
el fantasma antiguo
y enfría lo mejor del mar,
la pasión de ser.
Días excelsos que pronto
en una esquina mendigan
cielos de un instante,
en los que, como siempre,
todo es un gran cristal,
y la nada
tiene una piedra en la mano.



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