juanitorisuelorente -

domingo, 29 de mayo de 2016

EL DAÑO

(Imagen de la red)














Te muerden
mis ojos inmaduros
y sobre el corazón
te hacen llorar.
Los fantasmas
al volar iluminan
bajo tierra cada sombra
en toda su dureza,
cada mínimo detalle
de un pasado desecho,
y tu alma deja seca
a mis pies cada lágrima.
El daño,
tembloroso, corona
el cielo inseguro
que en la lengua zozobra,
y tan cerca y distante
repite errores
ante espejos sin sangre.
Punzante despierta
al agua dormida,
y aunque florezca de mi vena
el perdón con sus alas
es ya firme el cadáver
que la pena deshoja,

que el mar lleva lejos.

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