juanitorisuelorente -

viernes, 19 de febrero de 2016

SOL Y OTOÑO (9 poemas)

(Imagen de la red)

















(1)

Hay océanos
en la tierra más seca.
Hay nubes, pájaros, en el silencio
de allí. Y fina arena
que tiene rostro tras unos pies
descalzos. Callan y callan
las voces, cada vez más débiles,
pero no paran de hablar
las necesidades del alma.
Todo y simple tenerte con cualquier
oleaje. Un decir sin palabras:
la lluvia ya vendrá.


(2)

Lo que se va a toda costa
no se va así, si este número
ya no se divide por la mitad.
Uña y carne practicando ser
en un universo más amplio, o sea,
la sangre por los tiempos del corazón.
Sabemos, y hasta de no querer saber,
y eso hace fuego del que se esconde.
De ahí caminos que no se juntan
y dicen lo mismo, de ahí
el sol y sus hojas de otoño,
de ahí, de mí en ti, de ti en mí.

(3)

Adiós, adiós.
Es fiesta en la incertidumbre.
Una calle rota en la esquina,
con delante sin hacia donde,
y para qué.
Todo sigue siendo abismo,
pero ahora también hace sombra.
Aquí y ahora
es otro largo otoño. Veo
sin esfuerzo, eso sí, todo
desde tu voz primera, e irrumpe
el cuerpo que se abre, lo que
no sé. Tanta belleza.
En el aire la conciencia pisa
firme, si volar sigue a modo
descuidado.






(4)

Necesita otro idioma
un te quiero de muy lejos.
No permiten más palabras tantas
muestras de ternura. En la orilla,
de tu mano,
hasta todo se ha dicho. Y
callado lo vuelve a decir
el hambre. Un abrazo y un beso
miran la luz que se abre. Y se cierran
en una palabra que pronto no respira.



(5)

Este poema empieza a ser
aunque aún no se me ocurre nada.
Va dejando su mudez
no hollando en el sinsentido, sino
en pos de tu rostro en mi adentro.
Y mientras dice qué alcanza a decir
voy andando hacia atrás sin hacer ruido,
por lo que hay,
todo lo que debes ser verdad.
Y resplandece
lo que nada mejora:
un amor desobediente. Así
el poema acaba
donde la luz no cesa.



(6)

Entre olas hola,
y así respira el desasosiego.
El sol que viene abraza
el otoño, y este a septiembre.
Y todo vuelve a tomar a palabra
que subraya verte. Abre
el ángulo la distancia al beso
que va y viene en los ojos,
si crece en los caminos largos.


(7)

A toda luz, entre la gente,
hay rincones oscuros en plena calle.
No se repiten
y vive silencios el sacrificio. Hay
brillos que no se ven si van directos
de corazón a corazón y el resto luce
amistad como si nada. Y por sabido
se encuentra amor en las palabras
que no dicen. A la vista,
a la intemperie, las almas
se abrazan, se besan. Son calles
que aún no van a ningún lado,
tan solo al mundo entero.
Mendigar sus instantes
es lo propio de pobres corazones.

(8)

Todo y nada dicho
vive en los alrededores del día.
Una o mil palabras lo tejen
y abrigan, dicen. Nada
les quita el hambre, ni siquiera
saciarse. Dicho y por decir se alían,
y sin pararse ni a pensar retoman
el diálogo a la espera. Sus espacios
en blanco los llena el cielo que transpiran.
Así no hay tregua, y a ambos responde
su ritmo secreto: Te pienso y te digo.




(9)


Otra hoja caída,
y bajo sus hojas seguimos sin ver el cielo.
El tiempo es una palabra
que entierra la espera, pero ella
sigue su andar ciego. Edificar
los momentos que se pierden es sólo
razón de ser, ya que no ignoran el labio
que abraza lo que ya nos pertenece.
Otra hoja caída,
y no hay regreso afuera, pero sí a los ojos
de adentro, a lo que no cambia
mientras no le dejen hacer otra cosa,

si la lluvia sigue en este otro hoy que pasa.

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