juanitorisuelorente -

sábado, 6 de febrero de 2016

DESORDEN

(Imagen de la red)

















No reprimo el vicio
de ser feliz,
y el modo de amarte
se vuelve historia.
Aprendo
a desnudar cicatrices,
las del pasado que se va,
las de tu mano que resurge.
Aprendo a perderme en el corazón
de una voz que además escucha,
aprendo a dejar salir la luz
de mi rostro de penumbra,
a ser acorde lento que respira libertad,
el vértigo de unos labios, su prodigio.
Aprendo del milagro
que nada deja de mí intacto,
y hace agua la mirada
que se aventura por el lecho de tus olas
donde acaban las palabras.
Y siento ser hoja que cae por un instante,
que se posa en la tierra que germina,
o sangre que escapa,
y siento al cristal que respira,
a los nombres sin piel, ni espalda,
de cuerpos que volando quietos
deciden ser eternos.
Aprendo
si vengo del frío de un país ignoto,
donde el nombre de las cosas
busca el mar como es costumbre
y tiene miedo a desnudarse.
Aprendo, y me cuesta,
si pertenezco al mundo de la lluvia
que apoya su raíz sobre la carne,
en la linde del naufragio,
a la muerte temprana

que se arrodilló por el peso del silencio. 

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