Se
enciende
nuestro
mundo a escondidas.
Irradia
parte del día,
y
por decir algo esquivo
responde
a otro intento imaginado
que
siente a la verdad con hondura.
No
es una hoja afilada el deseo
que
desciende a donde nada arde
-ascua
es ahora- sino cuidadoso
equilibrio,
afán de ser para siempre
-definitivo,
y en su propia ausencia-.
Limpio
irrumpe de sí y, aunque pobre,
a
su debilidad la fortalece el corazón.
No
finge el deseo
que
acepta la espera, si aunque remiso,
se
mantendrá en pie entre las piedras....
…tan
grande y pequeño.....................,
tan
vacío de orgullo, y tan lleno de ti.
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