juanitorisuelorente -

lunes, 25 de julio de 2011

IN FRAGANTI

-          ¿Papá, por qué escribes…?

Me pregunta mi hijo Alvarito. Tiene cinco años. Estoy inspirado. Le respondo mirando a la oscuridad de la ventana.

-          Tú no lo entiendes, hijo mío, escribir es como el labio que antes de ingerirlas acaricia las cerezas, escribir es la prepotencia con que la madera del barco  sesga el mar, un tropel de caballos salvajes, libres, libres como el viento, indomables como el tiempo, escribir es dar la mano a una criatura que nace del oído, como regar una flor que nace entre los dedos, escribir es enamorarse de una historia, de un personaje, de todos sus personajes, escribir es niños que huyen de los gritos de sus padres, pájaros que vuelan siempre sobre nuestras cabezas, madres que paren gritando de alegría, escribir es el más maravilloso de los silencios, una copa de buen vino, escribir es descubrir qué soy, quién soy, qué quiero llegar a ser…

Alvarito se ha quedado boquiabierto, pero reacciona.

-          ¡¡¡Pero papá, por qué escribes hasta tan tarde, son las tres de la mañana!!!, - y sigue con cara de gato bueno- ¿Cuándo te vas a acostar?





2 comentarios:

  1. ... y lo peor JUAN , cuando estas con algo tras ella-la oreja- lo dejas y después no hay quien lo componga...


    un fuerte abrazo ,amigo :


    j.r.s.

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  2. La inspiración suele llegar de madrugada. Y lo que no se anota en su instante pasa a mejor vida. Yo al menos olvido con la misma facilidad que me llega al oído.

    Un abrazo, Jose

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