juanitorisuelorente -

viernes, 17 de junio de 2011

DEL 15-M AL 15-J

Es indignante que toda una generación de jóvenes, ya talluditos, esté condenada al
fracaso, a la imposibilidad de ser, por culpa de las grietas en la estructura de una
sociedad  que no sabe, o no puede proporcionarles los medios para evitarlo.
Es indignante que un futuro en plena ebullición sea asumido como una carga, indignante que ese brío, esa fuerza natural, no tome parte en el ciclo natural de un país moderno. Indignante la falta de libertad que eso conlleva, la dependencia a que obliga.
Indignante la resignación, la pasividad, con que éste, otros gobiernos han afrontado el no aprovechamiento de sus valores, la pérdida por el nulo rendimiento de sus dones, han afrontado la triste realidad de tan serio problema, y que conducirá a un desequilibrio económico de décadas.

Es lógica y corta la reacción de la juventud en movimientos como el del 15-M. Quizá no acertada en la fecha por la proximidad de las elecciones, incitando a pensar que podía estar, o ser manipulada por algún lobo de echar cuentas, ser acompañada por cualquier zángano de apuntarse a un bombardeo, por tanto radical con careta, quizá no compartida por los ciudadanos que en Madrid se han visto perjudicados en sus negocios, por los acomodados, por tantos que incluso hasta indignarse les importa un rábano.  Pero es comprensible y además un punto de inflexión a un momento crítico de paro y desgobierno. Con tan plena razón del basta ya, con tan pleno derecho del hasta aquí hemos llegado.

En cambio es insultante que amparados en ellos, y ocultos tras su mensaje, si bien tibio e irrealizable por su falta de asesoramiento y criterio en varias peticiones antidemocráticas, surjan los violentos de turno, los antisistemas, o sea, los antipolíticos, los anticiudadanos, los antitodo.  Es insultante el estado de sitio a que han forzado al parlamento catalán, la agresividad mostrada en las investiduras de puntuales ayuntamientos, el acoso al alcalde de Madrid, o en otros actos vandálicos. Y eso amparados en que los políticos temen. Tienen miedo a dar el primer paso, al no equivocarse, al sopesar qué beneficios o prejuicios les reportará actuar con contundencia o el dejarles hacer. Crudo y sucio, como siempre, juego político.

Así el 15-M y su protesta justificada y pacífica ha derivado en el 15-J, un brazo virulento que deben con celeridad amputar. Su guerra es la pacífica de Valencia en la investidura de Camps, la del insulto a Cayo Lara, un avispado que quiso sacar provecho político de la situación, su guerra es la de la lógica indignación, la de incordiar al sistema, la de hacer pensar que este no es de ningún modo el camino, que algo, sea lo que sea pero ya, hay que cambiar.

Ayer, 16 de junio, firmó RICARDO una viñeta acertadísima en el diario EL MUNDO:
Un chico del 15-M  muestra al paso de unos políticos  su pancarta: NO NOS
REPRESENTAN, y otra pancarta  al paso de jóvenes violentos: ESTOS TAMPOCO.

Yo, así, estoy con ellos, aunque haya personas que se perjudiquen, aunque yo no esté indignado –mi generación no es comparable-, aunque no parezca una solución clara para nada de lo que hay. Pero alguien tenía que protestar, destapar la lata caduca y maloliente.
   

4 comentarios:

  1. Pues sí, el fracaso es parte nosotros y a pesar de hacernos mas fuertes, mas nos hunde hacia derrotas continuas que realmente no sirven para nada.

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  2. Hola Jose Fco,
    el fracaso hace más fuerte pero sólo si te han dejado intentar probar el éxito.
    Un pusilánime sin devoción sólo puede ser un indignado.

    Un abrazo

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  3. Yo no lo hubiera expresado mejor.
    Un abrazo.

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  4. A los que les indigne un indignado deberían ponerse en su lugar. Seguro que no les va a resultar agradable.

    Un abrazo, Laura

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