juanitorisuelorente -

viernes, 5 de noviembre de 2010

CULTURA DE BAR

El termómetro de la crisis en mi ciudad está en los bares y el mercurio hace tiempo que no marca 36,5º. Iconos antaño del gasto superfluo y derrochón -cerveza o cubatas hasta salir a chorros como fuentes por las orejas, fantas para los niños, y raciones de esto u lo otro para ir picando mientras ellos ponían a parir al Buitre o a Raúl y las mamás debatían sobre sus cosas, sobre alguna cuñada o amiga puñetera, las tareas del hogar y de esa chica que se las hace porque ellas no tenían tiempo ni para ir a la peluquería- hoy son iconos de lo inaccesible.
En mi ciudad la cultura más asentada que yo he visto siempre es la del bar. Allí donde filósofos de andar por casa exponían sus remedios para el mundo, y los menos atrevidos sólo se conformaban con ser los mejores albañiles del mundo, o los más hábiles camioneros, o carpinteros, o lo que sea que fueran. Pocos evitaban sus tentáculos y dedicaban su tiempo en esos otros minoritarios menesteres, leer, escribir, para que la palabra cultura tomase su verdadero significado. Antes las frecuentes salidas, solas o en familia, tras el trabajo o en festivos eran cubrir la distancia entre la casa y el bar de costumbre, y rápido por si faltaba mesa. Y hoy es el primer lugar donde se nota el quiero y no puedo, aunque haya destellos: algún día en especial en el que beber como camellos para aguantar otra nueva travesía por el desierto.
“Niño, ponte otra”, ha quedado en la lengua, mordida entre los dientes, regada con alguna lágrima de rabia o impotencia. Ahora la bebida está en el frigorífico y hay que hacer muchos números para que no falte.

2 comentarios:

  1. Amigo Juan:
    Has calcado al milímetro la tendencia del tu-mi pueblo.
    Los bares abarrotados y poniéndose hasta donde la espalda pierde su casto nombre, y ahora...
    "Virgencita, que me quede como estoy"
    Que esa misma Virgen te siga dando trabajo y fuerzas para seguir en la brecha hasta que llegue el momento de tu jubilación.

    P.D.
    Si voy a Vilches, da por hecho que nos veremos y nos tomaremos una caña o lo que nuestro bolsillo nos permita.-
    Abrazopoeta amigo para ti

    ResponderEliminar
  2. Conozco esa "cultura", amigo Antonio, de vivirla en mi carne -familia, conocidos, yo mismo ya casado- y de haber logrado desengancharme gracias a tomar la metadona de 2,3 o 4 cañas, o 1 whisky -tomo DYC solo- y a comer a casa. Bueno, siempre están esos pequeños lujos que todo humano puntualmente se permite.
    Pero sólo puntual ya que la vida está hoy para echarle cuentas.
    Un abrazo

    ResponderEliminar