juanitorisuelorente -

jueves, 29 de julio de 2010

CÓCTEL

Hay momentos en que la vida nos obliga a salir a campo abierto mientras dispara desde un nido de ametralladoras a lo Tom Hanks en Salvar al soldado Ryan. Esquivar es lo único razonable, y avanzar, avanzar, no quedando otra manera de seguir conviviendo. Momentos en que lo negativo impregna todo y da igual el tema que abordemos ya que nos va a salir mal. Momentos de casi tirar la toalla, de rajar la camisa y mostrando el pecho desnudo decir el hasta aquí hemos llegado. Muy negro pintamos lo negro. Más no se puede. Nos dan donde no nos duele y además –eso es lo peor- donde más nos duele. Tiempo también en que la actitud obra en perfecta sintonía, engrandeciendo más si cabe a lo crecido, dando peso incluso a lo más liviano. Momentos en que la vida premia a los más fuertes como únicos hijos reconocidos, sacrifica a los vencidos para carne a los buitres. ¿Qué nos pasa?, ¿qué ocurre?. Nada. Con unos problemas resueltos, otros esperando, los que son de posible solución, y aquellos que no merece una enfermedad el abordarlos se cierra el plano y acaba la película. Y aún medio agilipollados y en tierra de nadie nos poden otra: Vive como quieras, por ejemplo, para nuestro alborozo –la risa como primer antídoto. Aquel cielo negro tiene pinta de azul, la actitud retoma con creciente energía su confianza, la vida se abre y nos muestra aún de todo, lucha siempre pero además resuello. Vivir no es tarea fácil, nunca será tarea fácil, no es un juego, o sí, pero en serio. Los buenos y malos momentos han de ser un cóctel que hay que tomar muy despacio y muy frío. Todo junto porque todo es vida. Vengan así los unos por los otros.

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