juanitorisuelorente -

domingo, 26 de octubre de 2014

CINCUENTA Y SEIS EN VERSO (Capítulos 16, y 17)























XVI

Una corneta tocó silencio,
y bajé mi bandera. Un
desenlace a media vida.
El poema era apenas un caligrama,
tu rostro y las justas palabras.
Más no sabía decir. Llorar
en un soportal, o perdido en la lejanía.
No pestañeaban mis cristales por la fuerza
del viento, me hundía, inmóvil,
hasta el fondo de mí. Corría.
Me dijeron que solo había que esperar.
En la fría penumbra, con la nula
existencia. Y todo reducido
a haber vivido. Era despedida
cada pensamiento, cada latido
que quedaba. Delante crujía el pasado,
detrás todo futuro, tanto no hecho.
Dijeron dos meses, y moría cada instante.
No fue así, su genio, incluso a solas, sobrevivía.
Fueron dos años. Esa vida siguió el rastro
de la luz. No se disfrazaba de ilusión, sentía
el dolor, pero tuvo pinceladas de juventud,
lentos amaneceres, días y días de hermoso
palidecer.





XVII

Suponer tintinea en los espejos
y no siempre a lo profundo responde.
Calzones hizo daño, tu voz hacia las uvas
de otro año de piedra. Perdonarte
aún no se escucha, aunque su sombra
no prospera. La familia siempre ante mi ropa
descalza. Mi hija vistió de blanco, y además
comulgó una celebración por vez primera.
Son años de lupa, y que ya venían enharinados
del cariño senil y sus dosis de carbonilla.
Un toma y dame con el niño de fondo.
Mutua ayuda que atrajo dependencia
y derivó a mi mas sonora equivocación.
Parecen de terciopelo ademanes de tela,
se enrocan los sofocos y comparten relojes de arena,
lo abismal no piensa para que luzca albas
su pozo oscuro. ¡Ay, parte de la vida
entre mohína, y un logro afortunado
que sufre un desenlace adverso! Se tizna
la nube de pájaros. Y lo desvaído atenaza.
Por qué, me pregunto ya en ayer. Esas
fueron voces que hoy no articulan palabra.
No hubo grano, mañana cosechada,
solo quincalla y hojarasca en un cobijo
a tientas, de mi propia voz a una voz ajena.
Estopa con máscara de odio, y tañidos
de sinsentido. Un mar de sombra. Y como luz
la señal de un imposible. Una muestra
material que regala un clavel a su sueño.
Nada sacro, y al tiempo un serpenteo
hacia la fe. Un Laguna baja de la luna.
La vida da, la vida quita.




1 comentario:

  1. hace mucho rato que no pasaba por tu blog y hoy me encuentro un interesante poema, me hace reflexionar, me gusta.

    hasta pronto Mario

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