juanitorisuelorente -

lunes, 20 de octubre de 2014

POEMA PARA TI

(Imagen de la red)















Porque se aprende de todo lo nacido,
sumo a la vida es principio, es amor.

I

Naciste
a mí una tarde sin forma de presente,
con un perfil a trazos de pincel.
Vi en ti una nube en mi cristal,
y gotas de lluvia, incluso
en el tiempo de nuestra hora inmóvil,
y quedaste impresa en mis ojos ciegos.
Pasaron años, la rosa es fría penumbra
y desgracia. La vida mata y pide vivir.
A tener todo deja una pierna rota.
Creado el silencio, amanece por decir,
y los ojos son el agua en la sombra.
Vuelvo a verte con el rostro desprendido,
derramado en tus pasos sin huellas
por lo mas alejado de la tierra,
y cotejando aquel esponsal con tu mirada
doy por ti un abrazo a la lluvia.
Voz a tientas sin destellos de capricho,
esbozo en el fondo de una noche al despertar.
Lento fui dorando la tiniebla,
a instantes de insistente parpadeo.
Las imágenes me acercan la posesión
de vivir, y tiemblo ante tu mascara de luna,
ante el embudo a que somete la pena.
Me cabe tu aire, y poco a poco tu azul
desgajado, la tierra que humea; eres
una voz invisible que mis versos
ya escuchan, un velo fundido
a su bola de cristal. Y desnuda
por pasillos de los sueños dibujo
jardines sin otoño, y solo con la flor
de tu nombre. Y de palabras
empieza a ser el abrazo
de mi claro sentimiento.


II

Merodeaba una luz una tarde de plata,
y un café tensó el arco al sentir veleta.
Tenía delante la mano besada,
el rostro que habitaba cada poema,
y rodeado de acordes de cantera
pisé el cepo de la magia adolescente.
Abrió el tiempo del morir naciendo,
de instantes que abrasaban pasados instantes.
Abrió el tiempo del debate oscuro,
violentando la paz del amor sedado.
Quizá, que alimenta ser, nuncas al ser
esclavo. Mis ojos cincelaron tus gestos
blancos, y mis manos los cuidaron con ternura,
fuiste respirando en cada trazo, nadando
en el aire a mar de mis sueños,
empuñé las letras de tu su nombre
y los reté a batirse en duelo, vivir
morir siempre al acecho, y pidiendo apenas
que nada sangre. A solas mira la voz
flagelada, contigo la voz que aún no responde.
El amor en el verso no es inmune
a su latido.

III

Ganando pasos se viste lo que es de verdad.
Hablar son olas al oído, y su sentido
no hace camino al calor de la ceniza.
Yo no busco nada, tú no buscas nada,
es mi no no convencido, tu no pensarlo,
en una superficie de plenitud.
Cada texto es una rosa roja
a los ojos festivos de nadie, cada texto
es una flor que conserva mi ramo secreto.
Escribo de imágenes fugaces, sobre vicisitudes
de un corazón a campo abierto,
y siempre de cada verte la confidencia,
sobre sensaciones difusas que el amor agiganta.
Te quiero va creando el collar de perlas,
expuesta bajo el cristal se atisba
su palabra, la imagen transparente
que a tu mirada proyecta. Y así
agoniza su voz perdida, su ambular
solitario. Tú acaricias lo no revelado,
y arrancando pétalos te preguntas soy
a solas. Eres tú, te digo sin pensarlo.
Rompo la piedra, y la verdad sangra.
Hacia tus ojos enciendo lo inanimado,
y uno a uno vuela a ti es lo que siento.
Hablar descorre la cortina, nuestro tiempo
vive ya su juventud.



IV

El amor viene con manos azules
y miradas blancas. Nítido,
en su aparente sinsentido. No martillea
placeres, y sí pasiones de volver a ser.
El amor escribe ahora páginas y páginas
y te ofrece cada rosa roja. Es de ti
cada imagen pintada, solo de ti cada trazo
de luz. Tus dudas viven su textura,
los momentos tienen borrones y chasquidos,
pero prevalece la esencia en cada firme resurgir
de los adentros. Andar indeciso, y la virgen
de plata, amor en el filo del deseo
y la amargura, pero amor que ya sabe
de abrazos y besos. Un antes y un después
de la soledad atada, un nuevo aire entre las flores
y las cumbres, un delegar al destino
con acordes de tú y yo. Abrazos y besos
de segunda vez, naciendo de vez primera.
Nada es lo mismo en nuestro vivir
de sombra, todo sabe a día,
a noche soleada. Todo, de la base
de siempre a los piélagos diamantinos.
Toma cuerpo la hora de esperar
si en su ajuar está ya por siempre
un amor tan verdadero.
Te quiero, te echo de menos,
te necesito, es lenguaje de ojos
por paraísos del palidecer. Descalzas


promesas por seguir viviendo.

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