juanitorisuelorente -

sábado, 13 de abril de 2019

LA INTIMIDAD DE LA OBRA (45)


























De chimeneas
arde el hombre
a ser llama, brasa, ceniza,
en todas sus incineraciones.

Fuentes
de luz incompleta
acunan al árbol
que desmochan para la hora tranquila,
la tertulia o el abrazo de vino.
Corazones
de grito ahogado,
que viven para morir despacio
a la sombra de todo el humo del mundo.

Su belleza no es la certeza,
sin embargo,
provocan, en los arrabales del murmullo,
el avivar el arqueo de gestos
en todas las comparaciones.

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