(Imagen de la red)
En
esta irrealidad se desvanece
la
solvencia de toda certidumbre,
me
flagelan tus ojos por costumbre
cada
vez que el acaso palidece.
El
sueño malherido no merece
caer
abandonado de la cumbre,
que
tras toda tu luz solo vislumbre
como
la eterna ausencia reverdece.
Luce
en la sima galas la amargura,
y
el fracaso en el punto de partida,
decidida
a romper la voz futura
que
en el instante estuvo tan erguida,
buscando
respirar a edad madura
huyendo
de los antros de la vida.
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