juanitorisuelorente -

lunes, 25 de mayo de 2015

PLENITUD

(Imagen de la red)

















No se oyen los pasos. Atrás
está la ropa caída. No hay nadie,
y no hay ojos que giren la cabeza.
Poco a poco, cara a cara,
los cuerpos se van ensombreciendo.
Se acercan sin memoria. Llueve
deseo desde los vacíos del alma.
Los brazos rodean y aprietan otra vida.
La piel se deshace en la piel...
los corazones comparten su sangre. Y
hundidos los rostros

                          ya nada hace daño.

1 comentario:

  1. Estupendo poema contenido. A veces, en la conteción y en la brevedad está el acierto. Gracias Juan!

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