Hay quién tiene nombre u otra cosa,
el mirar descuidado de los que van y vienen,
el pelaje de visitar cada sitio una sola noche,
hambre de vivir o morirse con la misma gana.
Hay quién busca lo que busca lo mismo,
el instante en que ahonda el que quiere y el que quiere,
el placer sucio que no mancha amores de repente,
la batalla de cobardes, de cuerpos sin cara ni testigos.
Hay quién teje mañanas a golpes de noche,
quién espera voces de lugares mudos,
hay quién ve el hilo que nadie rompe como río,
camino siempre que lleva a una calle, una esquina, una farola.
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