juanitorisuelorente -

miércoles, 27 de julio de 2011

APISONADORA

Claudica el día
y yo con él -hermano amado traicionero-.
Vencido, le ofrezco las llaves
de mi derrota
al bálsamo de la noche,
a su asilo de horas.
Hinco la rodilla en tierra
con la losa plausible del pasado
risueño, con la rabia honda
que ya no atrae fuerzas
a ésta hora tardía,
donde  la edad es sinónimo
de desconcierto, donde la mente joven
bulle en el cuerpo viejo.
Claudica el día
con la calma infinita
del laborar eterno,
y yo con él,
mísero gusano,
brizna de polvo en su inmenso cielo
-maldita su alma, maldito el tiempo-.

4 comentarios:

  1. "Esta hora tardía,
    donde  la edad es sinónimo
    de desconcierto, donde la mente joven
    bulle en el cuerpo viejo".
    Me gusta mucho esa frase, amigo, dice muchas cosas: el verdad que nos sentimos jóvenes, pensamos como jóvenes y queremos actuar como jóvenes; pero el cuerpo, el embalaje que contiene tantos sentimientos y deseos está deteriorado y no nos permite realizar lo que soñamos. Un abrazo, Juan, ya estoy de vuelta de mi vieje relámpago a Denia.

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  2. un saludo a ambos Juanes y que mas decir de la reflexión que nos regalas, aqui tenemos un dicho popular "viejos los cerros y todavía reverdecen"


    Hasta pronto Mario

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  3. Este poema ha nacido tras mi primer día de trabajo tras diez días -nada- de descanso, y en el que acabé paras caer crucificado a la cama. El tiempo que nos pasa, que no tiene perdón de Dios.

    Un abrazo, Juan

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  4. Reverdecerán sí, pero para la vista, amigo Mario, Aquí decimos "buena vista y mal comer".

    Un abrazo

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