Es toda oídos y ojos –ojazos- ésta Macarena o Lorena que no me pierde un gesto ni nada de lo que le digo.
Ahora estoy con los coches de mi garaje y mi casa en la playa, pero es mentira. Mi coche no es malo pero no un Jaguar y en la playa sólo podría refugiarme bajo una sombrilla o mi mascota, que hoy por cierto no traigo (la boina).
Ésta Macarena o Lorena, me dijo ena o algo así tras su tercer cubata -ahora ya se la entiende menos- , sí, decía que ésta escultural morena que está a punto de derrumbarse en mis brazos por doble motivo, es de las habituales aquí en este antro guarrete donde se nos permite a cuatro vejetes -no tanto- jugar a ser jóvenes, y a activar los recuerdos.
Ésta Macarena o Lorena, ena es lo único seguro, me enciende aunque yo ya no esté para mucha llama.
Así que tomo un refresco de naranja o limón tras otro para seguir a ésta devoradora de whiskys con seven-up, y ya me cuesta, y ya empiezo a notar la tripa algo descompuesta.
Es una experta del oído, de mostrar la carne hasta la frontera de lo serio, un muro para mí, creo, ésta noche, un muro in moldeable en el que a falta de fuerza rocío de deseos, y de insanas intenciones.
El dueño de este tugurio está encantado. Activa la nena el negocio, y por sus gestos le noto que todo esto lo ha vivido antes, escuchado hasta la saciedad cientos de veces, mientras que la hermosa e impenetrable –ya sí lo digo- Macarena o Lorena -ena- toma su ración diaria –un dineral- hasta quedar KO frente a un viejo que hubiera tumbado sólo con bajar dos centímetros más el escote. Yo ya hice lo mío y con 91 mirar es lo que a lo mejor me queda –al menos hoy-.
Bueno, no hay resentimiento, que así cada uno se lleva lo que puede.
Me escucha con atención, y ríe, ríe hasta por las orejas, y hace una seña para otro pelotazo, la nena ena. Para mí una tónica, le digo. Y me pide que después por favor la acerque a casa. ¡Buff! Se me antoja algo complicado.
Sinceramente, Juan, me ha encantado, ¡tienes un arte para contar las cosas...!
ResponderEliminarLas descripciones me han hecho vivir la experiencia como si fuera yo quien estuviese en ese puticlub o lo que esa. te felicio, amigo, me gusta más esta faceta tuya que otras en las que me haces reflexionar y no siempre entender. Un abrazo
Ea, Juan, me apetecía escribir estos relatos como de verano para relajar la mente y el blog, que como tú más o menos dices, a veces está poco estirado.
ResponderEliminarY en lo que dices del abuelete, bueno, si quieres compararte con uno ya de 91...
Un abrazo