Hay perros que ladran por ladrarse
como bocas que dicen es decir.
De la boca que se abre si no engulle
como mínimo salen gruñidos o murmullos,
o bosteza, que algo, ya puesta, hay que añadir.
De lustre
tiene su tiempo,
y el resto
el oído que la sufre.
Puerta a otros mundos
que están en este.
De movimiento más o menos felino,
cerrada está a lo que venga
y abierta a lo que salga.
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