Como en todos nuestros días
esos instantes de ensalzar silencios
son aire fresco a la magnitud de tu ausencia.
Como en todos nuestros momentos
esas olas en las que los ojos se bañan desnudos
agitan el corazón a uno y otro lado de su destino.
Como en todas nuestras horas fugitivas
ese nombre incierto en que vivimos
pronuncia deseo con el temor apostado al oído.
No cabe amor donde no entra un suspiro,
y aunque resignado asiste a escuchar por los rincones
y halle inexcusable el valor de un recuerdo
de nada sabe lugares, y lugar de una sola noche.
Como en todos nuestros sueños
esa realidad que parece quebrarse
viste apenas un comerse el mundo con alivio.
Como en todos nuestros secretos
esa verdad que tan precisa nos miente
usa palabras sin voz, que gritan en vano olvido.
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