Todas las pistas llevaban al detective Juan Angulo -detective aficionado, o sea sin licencia, o sea trabajando bajo cuerda, pero en paro- a resolver el fin del misterio.
¡Pues claro, como no se me había ocurrido!, saltaba de jubilo acabando de un trago la litrona y rebañando las pocas aceitunas del plato.
No había ninguna duda: la madre estaba muerta y él se hacía pasar por ella. ¡Ese maníaco era un artista, había simulado la voz de su madre para confundirle!. Ya solo quedaba atraparle, cogerle justo en el momento en que iba a perpetrar otro crimen. Aún estaba sobrecogido al recordar la muerte de Marion, su cadáver desnudo, cosido a puñaladas en el cuarto de baño, a la caída de su colega por las escaleras cuando subió sin temor a la casa de la colina. Un asesino que tenía frente a él y al que empezó -en vano- a retorcer el cuello en el cristal de su Mahou. ¡Tú, claro, Bates, como no, Norman Bates, pues claro!, señalaba eufórico la pantalla dando el caso por resuelto al tiempo que el novio -Loomis- de Lila pugnaba por detenerle
...sea
ResponderEliminary no este
nunca
su crisis
su dril
su suyo
nunca nuestro
al animar...
un fuerte abrazo JUAN :
J.R.S.
"Psicosis". Aún me estremezco al recordar la escena de la ducha!
ResponderEliminarUn abrazo y feliz inicio de semana, estimado amigo.
El trabajo de la mayoría es mirar como otros trabajan. Practicar como si lo hicieran para no perder la costumbre.
ResponderEliminarUn abrazo, Jose
Según los datos de la película les llevó una semana rodar la escena de la ducha. Janet Leight recordaba más tarde lo agotador de estar tanto tiempo rodando empapada.Es una escena magnífica y la música escalofriante.
ResponderEliminarUn abrazo, María José