Mi vida es una isla
y me exijo de vez en cuando abandonarla,
cruzar el puente que une
las dos orillas.
Si hago lo que debo,
si digo lo que se quiere oír
estar triste o alegre
es parte del día a día,
por eso salgo del círculo
a sentir libre
cuantas cosas creo verdaderas.
Si perder el control
me genera incertidumbre,
si me siento inútil e innecesario,
si caigo como caí otras veces
habré de salir de aquella manera.
Pero si hoy estoy deprimido
nadie mejor que tú para saberlo,
para volver a tenderme
el puente de tu mano.
Si de pronto me siento capaz
y una fuerza inmensa estalla
en mi interior,
si ya no me culpo y evito castigarme
nadie como tú me ha dado vida.
Incluso en medio del caos
logras momentos concretos
que salvar
que siguen valiendo la pena.
(de "Soñar con peces", 2008)
Siempre hay momentos que merecen la pena.
ResponderEliminarMe admira lo prolífico que eres.
Un abrazo, Juan.
Y me freno, querida Laura, tengo un arsenal para cuando el duende me deje por otro.
ResponderEliminarDesde luego que hay momentos en la vida que entierran montones y montones de tierra. Ellos son la verdadera alegría de vivir.
Un abrazo