Tiembla el espejo cuando se miran la tristeza,
los años,
-la verdad no tiene caridad-
porque no haya gestos comprensibles que silencien
su sombra,
temblor confundido en sus temblores,
mirando a quién se mira sin desvelar su rostro invisible
de mirar ajeno,
sin futuro
ni memoria.
Hola amigo Juan:
ResponderEliminarpaso a saludarte tras estos días de mi ausencia.
Veo que no has parado en todo este tiempo lo cual me alegra.
El espejo tiembla cuando se miran: los años, las arrugas, las canas (si queda pelo)
Ciertamente la verdad es injusta y no tiene caridad.
Pero fuere como fuere: !RESISTIREMOS¡
UN FUERTE ABRAZO AMIGO.-
aNTONIO
Es el espejo el que siempre dice la verdad.
ResponderEliminarUn abrazo Juan.
No es el espejo el que tiembla, sino quien no se quiere mirar en él. Mudo, dice más que el más locuaz.
ResponderEliminarBiquiños.
Carmen.
¡Dichosos los ojos que te ven de nuevo, amigo Antonio, que menudas vacaciones te tiras al pecho en tu casita de campo, allí alejado del mundanal ruido!
ResponderEliminarMe alegra volver a verte, y en cuanto al espejo tú solo mira lo que quieras ver, si es muy fácil.
Un abrazo de los nuestros
La verdad de lo que hay, Elena, no deja ni una sílaba fuera de su sitio.
ResponderEliminarUn abrazo
El espejo es un mudo muy vivo, suele temblar de risa o de pena, tú fíjate bien.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen