Pasado de sobra el brío de aspirar
a construir el mundo,
trabajo para vivir
y escribo para no morirme
con polvo en las manos.
Hay un mundo que es necesario,
y otro que desea ser necesario.
Nada tiene que ver uno con el otro,
es más, uno empieza cuando acaba el otro.
Suda la piel
y luego el alma.
Primero hago
y luego digo qué hago.
Buena reflexión,amigo, yo también lo veo así.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando empieza a pasarse el arroz hay que ir buscando otros platos que poner a la mesa.
ResponderEliminarEl trabajo tiene su tiempo, y basta.
Un abrazo