Da igual en dos que en cinco, pero en cinco si falla uno quedan otros, mientras que en dos si falla uno no queda ninguno.
Yo vivo de cerca –no en mi sangre sino en mi carne- eso de no tener ninguno, pero ninguno habiendo. Y así estando no se tiene y sirve acaso para joder la vida, para incordiar, para saber que está como si no estuviera. Y mal asunto es haber de juntarse obligados hasta que de el kilo la que creó la desgracia de traer al mundo derecho y torcido, blanco y negro, jamón y tocino, perro y gato, tuerto y ladeado, macho y hembra, para también su desgraciado sufrimiento.
Cariño que le salió pleno y fue cortado con un hacha diferenciando y no precisamente por la mitad. Los problemas siempre nacen de la madre. Y este por doble motivo.
...no
ResponderEliminarsiempre
vemos
JUAN
dos
hacen
uno de tres
hermanos
áun llevandose
éstos muy muy ....bien...
un abrazote amigo mio:
j.r.s.
Todos los hermanos se llevan muy muy bien hasta que los ponen a prueba. No todos las pasan.
ResponderEliminarYo es lo que tengo, cinco de cinco y dos de ninguno.
Un abrazo, amigo Jose