La carne que se diluye
deja un cuerpo vacío
al amparo de sus huesos.
La pregunta es inútil,
y la sombra en los recuerdos.
Te acaricia la desesperanza,
la crueldad de la agonía,
no quedan pasos, ni palabras.
Se abren grietas a lo invisible.
Son cuchillos de luz.
Quién bien te cuida
sólo sufre porque bien te quiere.
Son bellas tus palabras, Juan.
ResponderEliminarMe quedo a seguirte.
Un abrazo.
...JUAN
ResponderEliminaresa es
es esa
sombra
sea o si
bello
su recordar...
un fuerte abrazo amigo mio :
j.r.s.
Un poema bonito y profundo, amigo,da para pensar. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Laura, me alegra que te gusten.
ResponderEliminarNos veremos.
Un abrazo, amiga
Amigo Jose, el pasado que pudo provocar una situación así ya no sirve para nada.
ResponderEliminarSólo es triste.
Un abrazo
Y mucho peor,Juan, que pensarlo es sufrirlo que es en lo que ahora estamos. Lo profundo solo he de cogerlo de la superficie.
ResponderEliminarDe todos modos no hay resignación ni ningún resentimiento.
Un fuerte abrazo, amigo