Yo creo que no, Juan Risueño, la gente espera ansiosa la Semana Santa para pasar unas pequeñas vacaciones.Y entre las atracciones más vistosas están las procesiones.Es cierto que la miran más como espectáculo que por su significado religioso; pero de esto tienen culpa las empresas turísticas y la propia Iglesia.Los primeras, porque en estos días llenan sus negocios, suben los preciso y hacen su agosto: La Iglesia,porque cobra el alquiler de las sillas, trajes y cirios y estandartes que usan los creyentes, convirtiendo el acto en un negocio. Lo mismo que el cobrar las entradas por visitar las catedrales e iglesias importantes, cuando su mantenimiento corre a acrgo de los Presupuestos Generales.De todas formas, como cualquier, la Fe de los creyentes, sea cual sea, merece el respeto de todos. Un abrazo
No sabes como está el patio, Juan, o será que me han tocado todos por los lugares que me muevo. Por las orillas de la Semana Santa, entre otras tradiciones, hay una legión de energúmenos al asalto. Y los llamo energúmenos porque nada más fácil respetar que ser respetado. Bien es verdad que entre los católicos hay quienes lo toman como unas vacaciones, quienes, como dices, lo ven como un espectáculo, a quienes no les gusta nada, y quienes lo viven, sienten, con una profunda pasión. Y hay que respetarlos a todos.
Tienes razón, Juan, los hay de todas clases.Unos miran pasar las imágenes con devoción mientras otros miran cómo robar algua cartera, otros se aprovechan de la estrechez de la las aceras para apretarse contra el trasero de alguna chica o manosearlo. Incluso me lo hicieron a mí en Málaga cuando tenía catorce años. Yo he trabajado con árabes e indúes y nunca me he burlado ni criticado sus ritos aunque no los comparta. Un abrazo, amigo.
Yo creo que no, Juan Risueño, la gente espera ansiosa la Semana Santa para pasar unas pequeñas vacaciones.Y entre las atracciones más vistosas están las procesiones.Es cierto que la miran más como espectáculo que por su significado religioso; pero de esto tienen culpa las empresas turísticas y la propia Iglesia.Los primeras, porque en estos días llenan sus negocios, suben los preciso y hacen su agosto: La Iglesia,porque cobra el alquiler de las sillas, trajes y cirios y estandartes que usan los creyentes, convirtiendo el acto en un negocio. Lo mismo que el cobrar las entradas por visitar las catedrales e iglesias importantes, cuando su mantenimiento corre a acrgo de los Presupuestos Generales.De todas formas, como cualquier, la Fe de los creyentes, sea cual sea, merece el respeto de todos.
ResponderEliminarUn abrazo
No sabes como está el patio, Juan, o será que me han tocado todos por los lugares que me muevo.
ResponderEliminarPor las orillas de la Semana Santa, entre otras tradiciones, hay una legión de energúmenos al asalto. Y los llamo energúmenos porque nada más fácil respetar que ser respetado. Bien es verdad que entre los católicos hay quienes lo toman como unas vacaciones, quienes, como dices, lo ven como un espectáculo, a quienes no les gusta nada, y quienes lo viven, sienten, con una profunda pasión.
Y hay que respetarlos a todos.
Un abrazo
Tienes razón, Juan, los hay de todas clases.Unos miran pasar las imágenes con devoción mientras otros miran cómo robar algua cartera, otros se aprovechan de la estrechez de la las aceras para apretarse contra el trasero de alguna chica o manosearlo. Incluso me lo hicieron a mí en Málaga cuando tenía catorce años.
ResponderEliminarYo he trabajado con árabes e indúes y nunca me he burlado ni criticado sus ritos aunque no los comparta.
Un abrazo, amigo.