La
vida es algo
de
tus ojos. De ir al sol
del
fondo del espejo,
a
la línea amarilla que flota
donde
el dolor enseña a respirar
libertad.
Por verte
anda
estar en el mar,
como
abierto a la infancia
y
sus besos dorados, a otoños
ciegos,
deshechos, que de repente
rompen
lo más triste
que
mira, todavía.
Me
piden hambre y frío,
sombras
sobre la mesa, brazos
que
tomen la palabra y sangre
bajo
la tierra. Ojos
que
queman el aire
y
abrigan amar
por
la mitad, que unen nacer
y
morir, alma de la vida de siempre
nunca.
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