Hay
poetas de bolsillo,
poetas
de echar el día,
y
otros son de largo tiempo.
no
caben en una vida.
Poetas,
sin más palabras
que
la sopa de las mismas,
de
fideos o de ajo,
agua
con algo de harina,
que
se suben a los cielos
pidiendo
por las esquinas,
para
comprar unas alas
y
sostener la mentira.
¡Qué
tendrá creerse Dios!,
¡jugar
en primera fila!,
¡Qué
tendrá sentirse un grande
con
los pies sobre una silla!
Todo
grande es aprendiz
si
se ama la poesía,
no
se busca por los cielos
mas
que el alma de su ninfa,
y
a su corazón de niño,
y
a los sueños que caminan,
si
crece con las raíces
de
la altura que permitan.
Todos
se llaman poetas,
¡la
humildad que poco brilla!,
que
aunque nadie es más que nadie,
bien
poeta u de otra guisa,
quién
no sirva para esto
sea
de otra cosa artista,
de
otra rama de lo eterno
para
ser divo o ser diva
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