Estamos desnudos sobre la cama. Nuestros
cuerpos han hablado, han dicho todo por nosotros. Y no tenemos nada más que
decirnos. Nada.
Me fumo un cigarro con parsimonia.
Tú no sé lo que haces. Lo que piensas. Me importa poco.
Poseerte ha sido un largo camino
que acaba aquí, ahora mismo. No hay paso atrás, es lógico, pero delante no veo a dos pasos. Y tu
silencio parece cómplice.
Ha sido una odisea llegar hasta
aquí, un autentico calvario. Años y años de deseo hirviente, febril. Y ahora
esto.
Tengo una sensación de vacío
profunda. No toco fondo. Una sensación de frío, de lejanía, de ganas de correr
a alcanzar el infinito. Y la predicción
de un futuro aterrador.
Tú lo compartes. Lo sé. Estoy seguro.
-
Esto no es lo que yo pensaba, Mari
-
Ni yo, cariño, pero nos casamos ésta mañana,
¿recuerdas?
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