La palabra cruel clavada
como un dedo manchado de locura
-boca de podredumbre- soportas
evitando que aflore cada lágrima,
gritando embriagada de silencio,
firme y cayendo al abismo del espanto,
de la ruina del ser, de lo vivido.
Perdida - flor del pensamiento, hallado
dolor vestido atroz - para la nada.
Las miserias de un corazón envenenado
como olas borrachas de sangre
-sin sangre- reciben
tus pecados viejos, las páginas cerradas
en blanco -secretos desgraciados,
maldecidos-, a espaldas de tu único
consuelo, el de la sencillez de esos ojos
que la razón ya no borra.
...no
ResponderEliminares fácil
adherir
esa ese
toque de
la terrible
sencillez
cuando el
alma ya sabe
lo que duele
y como se
le dio...
un fortisimo abrazo juan :
j.r.s.
Hay cosas que no se pueden olvidar y que, por miserables que sean, nos pesan a lo largo de nuestro viaje vital en la mochila.
ResponderEliminarUn abrazo.
La sencillez siempre estará dispuesta a hacer lo que sabe, y bien hacer: perdonar lo que no está escrito.
ResponderEliminarUn abrazo, Jose
Hay dos tipos de miseria: una que no debe dar vergüenza alguna, y la otra: la vileza humana. Y de ella la infamia y la renuncia.
ResponderEliminarLa verdad es que jode si se vive de cerca.
Un abrazo, amiga Laura