Debería odiarte
pero no me hiere tu odio
lo suficiente.
Debería enfrentarme a ti,
y que luchen tus motivos
y los míos,
que sean pasto de los golpes
cada trozo de carne culpable,
pero no sé luchar contra nada.
Debería ignorarte entonces,
pero no se puede ignorar a un hermano.
...pasar
ResponderEliminaro
sopesar
ese
es
un
serio
problema
JUAN...
UN FUERTE ABRAZO :
j.r.s.
el odio no nos deja recompensa alguna, pero somos humanos, y ahí está, no es fácil poner la otra mejilla, digan lo que digan..
ResponderEliminarha sido un placer visitar tu blog Juanito, es un lugar de agradable lectura
saludos desde el norte
Yo no tengo ningún problema con ninguno de mis cinco hermanos, ni con mis cuñados ni cuñadas -parece un caso raro-, pero si mi mujer, y eso que sólo tiene uno. Y yo sufro con ella su resistencia a odiarle, aunque le -nos- haga mil motivos.
ResponderEliminarDe verdad que odio al odio con saña.
Un abrazo, Jose
Hola Isabel.
ResponderEliminarNos empeñamos en que la vida no sea fácil. Lo pasamos mal y intentamos que otros tampoco la disfruten. Parece un maldito juego divertido.
Me alegra que te guste ésta tu casa.
Un saludo afectuoso