Después de todo
debo acostarme,
tomar dormir como un asunto serio
-que no se entiende-,
y luego esperar,
a que venga el sueño, supongo,
a ese estado de conciencia que no me sirve para nada
-o sí, no sé-,
un vuelo de la imaginación que se quiebra
algunas veces, o cuando suena el despertador -esa
diaria condena-. En realidad
es la realidad la que vuelve a despertarme,
la que me obliga de nuevo a levantarme
antes de todo.
Hay personas a las que dormir, simplemente, no se nos da bien :-)
ResponderEliminarTu poema lo describe a la perfección. Un abrazo, amigo.
La verdad, Ana, es que muchas noches dormir es un poema.
ResponderEliminarGracias por tu visita. Un abrazo