Se vislumbra
un recinto oculto,
sin eco,
una luz que no nos ve,
ciudades, campos,
en una hora de silencio,
de derrota hasta el olvido.
Se vislumbra
rendido a la nostalgia
y lo inefable,
con el fantasma del miedo y
del hechizo,
con la profundidad dulce
en la piedra de la flor.
Se vislumbra
una línea del instante,
mil y un gestos de la
sangre,
las alas de todo amanecer,
el desierto, al fin
clemente,
y dos caminos unidos, y
mudos.
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