No
te fuiste realmente.
El
adiós no vuelve
a
tu sitio frío, pero
por
ese nunca sigue todo el padecer.
Las
sombras tienen su lado mudo,
y
a ráfagas todos los idiomas
del
grito. Ya no pregunto
si
sería bueno recoser tu voz
a
mi perdón siempre indeciso,
tu
cuerpo aún enciende mi descuido,
pero
luzco ya se pasará. No te has ido
realmente.
Depender es un verbo
que
muere muy muy lento.
Hay tantas despedidas que no lo son... Gran poema, Juan. Abrazos
ResponderEliminar