Sin ti nace el
tiempo
de los ojos
cerrados. De
preguntarme qué
pasará mañana.
Por el fuego que
nadie ve
sigue ardiendo mi
corazón.
De su fruto este
hoy sin saber
que desvelará el
destino. De
sus latidos el
ansia que despierta
el poema. Sin ti
llamo a los ojos
que te vieron el
los adioses fugaces,
en la escala luego
que cada esperanza
abriga. Y vago por
cielos que no se ven,
cruzo torrentes
que no se oyen, surco
miedos, y llego a
lugares de mares
tranquilos, donde
siempre está desnudo,
y nunca nos acoge.
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