Gente que te aprecia en la distancia, que quisiera darte un abrazo y celebrar la paz y felicidad en un mundo ordenado, sano, feliz y laborioso, excento de corruptelas. Un abrazo.
Recuerdo en la mili la cantidad de amigos que hice y hacían todos porque estábamos en la misma situación y porque la mayoría allí éramos iguales. El problema empieza después, cuando cada uno se va enrocando a las cosas que tiene (pareja, hijos, casa, coche, dinero) y ya no confía ni en su sombra. Hoy en día un amigo del alma sabría demasiado, y ya sabes lo que pasaba con esos en el Oeste Americano.
Me considero muy afortunada porque tengo muchos y buenos amigos. Lo que nunca tuve - por opción propia- fue una amiga o un amigo más íntimo que los demás; quizá esa eso forma parte de mi coraza hacia el mundo y hacia la vida. Me hiciste pensar, Juan. Un abrazo.
Muchos y buenos amigos normalmente tenemos todos. Y no pasan de ser más que eso porque nosotros no queremos, como tú bien dices. Todos construimos nuestra fortaleza para salvaguardar lo más sagrado, así que no deberíamos quejarnos.
Gente que te aprecia en la distancia, que quisiera darte un abrazo y celebrar la paz y felicidad en un mundo ordenado, sano, feliz y laborioso, excento de corruptelas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Recuerdo en la mili la cantidad de amigos que hice y hacían todos porque estábamos en la misma situación y porque la mayoría allí éramos iguales.
ResponderEliminarEl problema empieza después, cuando cada uno se va enrocando a las cosas que tiene (pareja, hijos, casa, coche, dinero) y ya no confía ni en su sombra.
Hoy en día un amigo del alma sabría demasiado, y ya sabes lo que pasaba con esos en el Oeste Americano.
Un abrazo
Me considero muy afortunada porque tengo muchos y buenos amigos. Lo que nunca tuve - por opción propia- fue una amiga o un amigo más íntimo que los demás; quizá esa eso forma parte de mi coraza hacia el mundo y hacia la vida.
ResponderEliminarMe hiciste pensar, Juan.
Un abrazo.
Muchos y buenos amigos normalmente tenemos todos. Y no pasan de ser más que eso porque nosotros no queremos, como tú bien dices.
ResponderEliminarTodos construimos nuestra fortaleza para salvaguardar lo más sagrado, así que no deberíamos quejarnos.
Un abrazo, Laura