Primero fue la fatiga,
más tarde la lágrima,
luego el mirar atrás para nada.
En los salones de no poder
sólo hay paredes y puertas
para acceder a estancias parecidas.
Así el futuro es un presente
que ha de vivir del pasado,
y de su riqueza.
Pocos pasan. Mientras que
la mayoría, sobre la criba,
forjan ilusiones patrias,
maneras de construir credos.
Los callejones sin salida
tienen de freno un muro
que hunde de miedo el grito.
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