No nace este poema por contar
sino por descontado,
razón debida a que tengo algo que contar
y no contar por contar algo.
No se me ocurre porque ocurre
en el súbito alborozo de haberte conocido
el empeño por insistir e insistir donde enciendes
mi dicha transparente que anota secretos por costumbre.
Sin adentros ahonda, dice, lo que bien mira.
Adentro no es superflua la mirada que bien ha visto,
y dice que aún siente.
Hoy has vuelto a ser milagro sin disimulo.
Y sin pensar lo cuento.
El sentimiento peor contado es el recién hecho.
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