Un señor llega a un hotel y pregunta por el precio de las habitaciones.
-Es único. Cien euros – le dice el recepcionista
El señor pone cien euros sobre el mostrador pero lo piensa mejor y pide ver la habitación por si no es de su agrado. El recepcionista llama al mozo para que le muestre una del piso 5º.
El encargado del hotel ve los cien euros sobre el mostrador al tiempo que sale un electricista del hotel al que le debe esa misma cantidad, así que los coge, lo llama, y salda la deuda.
El electricista sale a la calle y se cruza con el proveedor de sus materiales eléctricos al que le debe cien euros. Cien euros que le paga saldando también su deuda.
El proveedor recuerda que le debe un servicio, cien euros, a una señora de oficio no reconocido, con la que tiene confianza y que ronda cerca, así que no se lo piensa, va y le paga.
La señora es clienta eventual del hotel y debe una noche, así que pasa por la recepción y con toda naturalidad pone el billete de cien euros sobre el mostrador y salda su deuda.
Al tiempo que vuelve el señor de ver la habitación, le dice al recepcionista que no le gusta, coge su billete y se marcha.
Moraleja: El dinero se mueve, todos pagan, todos cobran.
Supongamos que el señor que va al hotel es un banco, que nos deja el dinero que más tarde recupera.
Sólo nos hace falta el dinero. Parece fácil arreglar esto, ¿no?.
Sólo nos hace falta el dinero. Parece fácil arreglar esto, ¿no?.
Están las cosas difíciles para el dinero. Falta trabajo, falta dinero.de la historia lo bueno es que el encargado del hotel pago una deuda que no tenía pensado pagar y todos se beneficiaron de ello. BIKIÑOS!
ResponderEliminarSi no circula el dinero nadie paga, nadie cobra. Es el lío que tenemos. El dinero enterrado solo cría malvas.
ResponderEliminarSaludos, Esther