Mi edad máxima es la mediana
así que debería estar en los veintitantos.
Y serio. Ser maduro y no caer del árbol
es mérito de ese espíritu que me envuelve joven
aunque dentro no se esconda lo vivido:
mucho y poco, mal y bien, como es costumbre.
Para ser se es, sin más altura ni bajos fondos.
Qué gano ni pierdo en falso.
Yo sólo pido a mi verdad que no me mienta.
Sea cada año la que sea.
Siempre vivimos con dos edades
ResponderEliminarla cronológica
y la del corazón
yo desde hace años que solo me guío en la edad del corazón
el es quien siente.
mario
Esta claro que la verdadera edad esta en los cimientos, no en la fachada, y tu de eso entiendes bastante.
ResponderEliminarComo diria alguien que yo se: "vieja la ropa".
Un beso
La edad no la marcan las fechas del calendario. hay jovenes muy viejos y viejitos muy jovenes.BIKIÑOS!
ResponderEliminarPero no es bueno que se distancien demasiado, Mario. Yo, a mis cincuenta y tres, me siento un joven de cincuenta y tres.
ResponderEliminarUn abrazo
Obras tuyas son amores.
ResponderEliminarBesos, Inma, guapa.
Así es, Esther, la edad sólo es necesaria para aquellos que nos la preguntan.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Saludos
Amigo Juan:
ResponderEliminarSea cada año lo que sea, pero que de verdad sea y no nos mienta, que cuando nos miremos al espejo al afeitarnos, quede reflejada esa edad verdadera y que nos sintamos felices de sabernos como somos.
Creo que me estoy liando... o quizás no.
Un fuerte abrazo querido amigo.
Yo creo, Antonio, que al menos los años deberían seguir dejándonos como estamos, ¿no crees?
ResponderEliminarUn abrazo, con o sin, ya sabes